De rodillas, Señor, ante el sagrario,
que guarda cuanto queda
de amor y de unidad,
venimos con las flores
de un deseo,
para que nos las cambies
en frutos de verdad.
Cristo en todas las almas
y en el mundo la paz.
Como ciervos sedientes
que van hacia la fuente,
vamos hacia tu encuentro
sabiendo que vendrás;
porque el que la busca es
porque ya en la frente
lleva un beso de paz,
lleva un beso de paz.
Cristo en todas las almas
y en el mundo la paz.
Como estás, mi Señor, en la custodia
igual que la palmera
que alegra el arenal,
queremos que en el centro
de la vida,
reine sobre las cosas
tu ardiente caridad.
Cristo en todas las almas
y en el mundo la paz •
José Mª Pemán.
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