Véante mis ojos,
dulce Jesús bueno;
véante mis ojos,
muérame yo luego.
Vea quién quisiere
rosas y jazmines,
que si yo te viere,
veré mil jardines,
flor de serafines;
Jesús Nazareno,
véante mis ojos,
muérame yo luego.
No quiero contento,
mi Jesús ausente,
que todo es tormento
a quien esto siente;
sólo me sustente
su amor y deseo;
Véante mis ojos,
dulce Jesús bueno;
véante mis ojos,
muérame yo luego •
Véante mis ojos es una
coplilla popular amorosa. A veces se le atribuye a Teresa de Jesús, aunque en realidad no es suya, aunque sí que aparece en un conocido episodio de su vida. En el
convento de Salamanca había entrado una novicia con muy buena voz, con dotes
para la música y el verso: Isabel de Jesús. Una tarde de Pascua de Resurrección de 1571, Teresa de Jesús
se encontraba sumida en un estado espiritual de gran soledad, y estando en la
recreación, Isabel de Jesús, empezó a cantar estas coplas y que gustaron mucho
a la santa Madre. Es todo lo que sabemos, y no hace falta saber más.
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