Tú eres
toda hermosa,
¡oh Madre
del Señor!;
tú eres de
Dios gloria,
la obra de
su amor.
¡Oh rosa
sin espinas,
oh vaso de
elección!,
de ti nació
la vida,
por ti nos
vino Dios.
Sellada
fuente pura
de gracia y
de piedad,
bendita
cual ninguna,
sin culpa
original.
Infunde en
nuestro pecho
la fuerza
de tu amor,
feliz Madre del Verbo,
custodia del Señor. Amén.
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