Rembrandt pintó alrededor de 1654 Betsabé
con la carta del rey David. Produce escalofríos la tortura que supo extraer
de la mirada entre atormentada y pensativa
de esa pobre mujer. Esa actitud, mezcla de placer y
remordimiento, y del tenebroso destino
que sabe que la espera. La historia es
la siguiente es más o menos asín. Un día de bochornoso estío se levanta de la siesta el rey David, y desde la azotea de
palacio ve a una joven de extraordinaria belleza bañándose
desnuda en el jardín de su casa. Pregunta quién es ella, y le dicen que es
Betsabé, hija de Eliam, mujer de Urías. Envía un mensajero para que le
hable de su parte, y le invita a venir a palacio. Llega ella a su presencia y ya sabemos. Luego ella se purificó de su inmundicia ,y regresó
preñada a casa. Betsabé envía un recado al rey: "he concebido" , le
escribe. En aquellos días Israel estaba en guerra con los ammonitas, y
tenía sitiada la ciudad de Raba.
El rey llama a Urías a su
presencia, lo sienta a la mesa , lo
agasaja con un gran banquete, trata de embriagarle, luego
el Rey ordena a Joab ,jefe del ejercito, que
lo colocara en el lugar más peligroso,
en la primera línea de combate ,para
que fuera herido y muriera. Y así
sucedió. El rey David fingió luego un grandísimo dolor. Poco después tomó a
Betsabé como esposa y ella le dio
un hijo, que desagradó mucho al
Señor por ser fruto de un adulterio. Natán el profeta
le descubre la tostada contándole una parábola: "Dos
hombres vivían en un pueblo. El uno era rico, y el otro pobre. El rico tenía
muchísimas ovejas y vacas; en cambio, el pobre no tenía más que una sola
ovejita que él mismo había comprado y criado. La ovejita creció con él y con
sus hijos: comía de su plato, bebía de su vaso y dormía en su regazo. Era para
ese hombre como su propia hija.
Pero sucedió que un viajero llegó de visita a casa del hombre rico, y
como éste no quería matar ninguna de sus propias ovejas o vacas para darle de
comer al huésped, le quitó al hombre pobre su única ovejita". David se
irrita profundamente, al final muere el niño pero pronto vuelve la burra al trigo, yace de
nuevo con Betsabé, y de la coyunda nació Salomón… La estirpe de Jesús está llena de facinerosos, como podemos
ver. El cuadro de Rembrandt conmueve, al menos a mí me inquieta profundamente. Esa mujer, recién
salida del baño y atendida por una vieja
criada, tiene en la mano una carta
del mismísimo rey David. Su rostro expresa una profunda resignación
ante la maldad humana, compartida,
quizás, por un algo morboso que
lleva consigo toda tentación. Rembrandt sabe muy bien qué está pintando, pues conocía ese pecado y, desde luego, el arrepentimiento. Tengo para mí que Rembrandt nos representa a todos muy bien. A mí también ●
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