El Rorate coeli, está considerado
una de las más bellas y sublimes composiciones no sólo de Adviento, sino de
todo el repertorio litúrgico de la historia del cristianismo. Sus versos vienen
del libro del profeta Isaías, versos en los que se suplica: ¡Que los cielos, desde las alturas, derramen
su rocío; que las nubes hagan llover la victoria; ábrase la tierra y brote la
felicidad y, al mismo tiempo, ella haga germinar la justicia! Soy yo, el Señor,
la causa de todo eso[1]. Inspirado
por las aclamaciones del Antiguo Testamento para que Dios nos rescatase y nos
mandase al Mesías, el Rorate Coeli representa
magistralmente el espíritu de súplica y espera del Adviento.
Rorate Caeli desúper et nubes
plúant justum
(Derramad, oh cielos, vuestro
rocío de lo alto,
y las nubes lluevan al Justo)
Ne irascáris Dómine, ne ultra
memíneris iniquitátis
Ecce cívitas Sancti facta est
desérta
Sion desérta facta est, Jerúsalem
desoláta est.
Domus sanctificatiónis tuae et
gloriae tuae
Ubi laudavérunt Te patres nostri.
(No te enfades, Señor, ni te
acuerdes de la iniquidad.
Eh aquí que la ciudad del
Santuario quedó desierta:
Sión quedó desierta; Jerusalén
está desolada.
La casa de tu santidad y de tu
gloria,
Donde nuestros padres te
alabaron)
Rorate Caeli desúper et nubes
plúant justum.
(Derramad, oh cielos, vuestro
rocío de lo alto,
y las nubes lluevan al Justo)
Peccávimus et facti sumus tamquam
immúndus nos,
Et cecídimus quasi fólium
univérsi
Et iniquitátes nostrae quasi
ventus abstulérunt nos
Abscondísti fáciem tuam a nobis
Et allisísti nos in mánu
iniquitátis costare.
(Pecamos y nos volvimos como los
inmundos,
Y caímos, todos, como hojas.
Y nuestra iniquidades, como un
viento, nos dispersaron.
Ocultaste de nosotros tu rostro
Y nos castigaste por mano de
nuestras iniquidades)
Rorate Caeli desúper et nubes
plúant justum.
(Derramad, oh cielos, vuestro
rocío de lo alto,
y las nubes lluevan al Justo)
Víde, Dómine, afflictiónem pópuli
tui
Et mitte quem missúrus es
Emítte Agnum dominatórem terrae
De pétra desérti ad montem fíliae
Sion
Ut áuferat ipse jugum
captivitátis nostrae.
(¡Mira, Señor, la aflicción de tu
pueblo,
Y envíale a Aquel que vas a
enviar!
Envíale al Cordero dominador de
la tierra
Del desierto de piedra al monte
de la hija de Sión
Para que Él retire el yugo de
nuestro cautiverio)
Rorate Caeli desúper et nubes
plúant justum.
(Derramad, oh cielos, vuestro
rocío de lo alto,
y las nubes lluevan al Justo)
Consolámini, consolámini, pópule
meus
Cito véniet salus tua
Quare moeróre consúmeris, quia
innovávit te dolor?
Salvábo te, noli timére
Ego énim sum Dóminus Deus túus
Sánctus Israël, Redémptor túus.
(Consuélate, consuélate, pueblo
mío,
¡En breve ha de llegar tu
salvación!
¿Por qué te consumes en la
tristeza, por qué tu dolor?
¡Yo te salvaré, no tengas miedo!
Porque Yo soy el Señor, tu Deus,
El Santo de Israel, tu Redentor)
Rorate Caeli desúper et nubes
plúant justum.
(Derramad, oh cielos, vuestro
rocío de lo alto,
y las nubes lluevan al Justo) ●
No hay comentarios:
Publicar un comentario