Thursday of the Second Week of Easter (4.23.2020)




The invitation today is to cease being so “worldly”, to stop being men who can only speak about mundane things, to speak and behave instead as «he who comes from above» (Jn 3:31), who is Jesus. In this text we see that in evangelic radicalism there is no happy medium. We must always strive to follow God's thinking, endeavor to share Christ's feelings and aim at seeing men and their circumstances with the same spirit of the Word made flesh. If we behave as “he who comes from above” we shall discover the multitude of positive things happening all the time around us, for God's love is a continued action in favor of man. If we come from above, we shall love everybody without exception, and our life will be an open invitation for others to do the same. Our world needs authenticity: and what can be more authentic than God's words? what is there more authentic than He who «gives the Spirit without measure»? • AE



En la Eucaristía podemos participar en persona o unidos a la Comunión de los Santos; ahi el Señor nos comunica, ya desde ahora, su Vida eterna. No sólo nos llamamos hijos de Dios, sino que lo somos en verdad. A la Eucaristía deberiamos venir con un corazón como más dispuesto, como más abierto, de manea que el Señor nos llene más y más hasta que, por obra de Él, lleguemos a parecernos a él....aunque sea un poquito. Quienes participamos de la Eucaristía no sólo recibimos la vida que procede de Dios y que Él nos ha comunicado por medio de su Hijo, sino que al mismo tiempo recibimos una misión muy concreta: hacer llegar esa vida hasta el último rincón de la tierra. No podemos conformarnos con rezar un poco, o con leer un par de paginas de un libro piadoso: debemos renovar el compromiso de anunciar, de palabra y de obra, el Evangelio a todos los hombres. Afortunadamente tenemos a nuestro lado el Espíritu de Dios, Él es el fuego que nos impulsa a dar un testimonio valiente de la fe que llevamos por denttro, a ser signo de salvación para todos. Si al final de este tiempo tan difícil no logra una verdadera conversión, habremos fallado en la lealtad a Cristo. La invitación de hoy es a abrir los ojos ante los signos de los tiempos, signos de pecado y de muerte, a no pasar de largo ante ellos, a ayudar en la liberación del hombre esclavizado por la maldad, por el egoísmo, por la injusticia. Y que la Santísima Virgen nos ayude a dar un testimonio fiel, valiente y comprometido, como el de san Juan; un testimonio personal de la fe que tenemos en su hijo, Cristo, único camino de salvación para toda la humanidad • AE

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