Friday in the Octave of Easter (4.17.2020)



In the gospel reading this morning the risen Lord comes to a group of his disciples. All of the disciples in that group had failed him during the time of his passion, except one, the disciple Jesus loved. In spite of their failure the risen Lord comes to them. At the time of his coming they were failing again, failing to catch fish, even though they were experienced fishermen. Jesus came to them in the night of their failure. His presence had a transforming effect on them. In response to his word of invitation, they caught a huge haul of fish and they would soon become fishers of people, sharers in his missionary work. Jesus went on to speak a second word of invitation to them, ‘Come and have breakfast’. He, thereby, entered into communion with those who had broken communion with him. Jesus did not reproach his disciples for their failure. He called out to them, spoke inviting words to them, built communion with them. The Lord relates to us as he related to those disciples. In the dark night of our own failures, the Lord stands on the shore of our lives; he comes to us, not to reproach us, but to speak a life-giving word to us, an inviting word, a transforming word. We pray that we would hear that word of the Lord as spoken to each of us this Easter season • AE
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Qué sintió Pedro cuando en medio de la noche reconoció a Jesús? Su grito ¡Es el Señor! se parece al estremecimiento que nosotros podemos sentir cuando, en la dura brega de la vida, intuimos que el Señor está, aunque no nos habíamos dado cuenta. Está En las personas que están pendientes de nosotros y cuyo amor sólo se nos hace patente cuando han desaparecido. Está en la comunidad cristiana que, con todo el peso de sus limitaciones, nos ofrece el pan de la Palabra y de la Eucaristía. Está en los que, sin alardes publicitarios, han comprendido que ya es hora de arrimar el hombro para que se abra camino la justicia. Está en los que son fieles a su vocación matrimonial o consagrada sin que nadie lo vaya a saber jamás. Y Está en los que, pudiendo ganar más a base de mentir, se mantienen en la verdad. Este Señor, que parece un fantasma, pero que es una presencia luminosa en medio de la noche, nos dice hoy: “Echa la red a la derecha de la barca y encontrarás. Sigue trabajando, y no renuncies a tus responsabilidades”. De muy diversas maneras, durante el tiempo pascual, se nos invita a ir siempre más allá, como si la resurrección de Jesús nos proporcionara ese plus de audacia que necesitamos para vivir. La búsqueda constante de lo más fácil, de lo más cómodo, de lo más razonable, es el camino más directo a la tumba, la senda más antipascual, porque es como negarse a aceptar lo que ha sucedido el primer día de la semana. Los mensajes de esta primera semana de Pascua combinan siempre el don y la búsqueda, la gracia del Señor que se hace visible y el esfuerzo de sus amigos y amigas que escrutan sus huellas por todas partes • AE

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