Con dirección y en profundidad (Solemnidad de la Epifanía del Señor 2020)




Decía Paul Tillich que la gran tragedia que vivimos es la de haber perdido la dimensión de profundidad[1]. Ya no somos capaces de preguntarnos de dónde venimos y mucho menos a dónde vamos. No sabemos interrogarnos por lo que hacemos ni lo que debemos hacer antes de morir. Estas preguntas no encuentran ya respuesta alguna en muchos hombres y mujeres de hoy. Más aún, ni siquiera son tema de conversación porque hemos perdida esa dimensión de profundidad. Las generaciones actuales no tienen ya el coraje de plantearse estas cuestiones con la seriedad y la hondura con que lo han hecho las generaciones pasadas. Muchos prefieren seguir caminando en tinieblas. Por eso, en estos tiempos hemos de volver a recordar que ser creyente es, antes que nada, preguntar apasionadamente por el sentido de nuestra vida y estar abiertos a una respuesta, aun cuando no la veamos de manera clara y precisa. El relato de los magos que escuchamos en el evangelio de esta fiesta tan luminosa y tan bonita de la Epifanía del Señor ha sido visto por los Padres de la Iglesia como ejemplo de unos hombres que, aun viviendo en las tinieblas del paganismo, han sido capaces de responder fielmente a la luz que los llamaba a la fe. Son hombres que, con su actuación, nos invitan a escuchar toda llamada que nos urge a caminar de manera fiel hacia Cristo. Nuestra vida transcurre con frecuencia en la corteza de la existencia: trabajo, amigos, problemas, encuentros, ocupaciones diversas, nos llevan y traen, y la vida se nos va pasando llenando cada instante con algo que hemos de hacer, decir, ver o planear. Corremos así el riesgo de perder nuestra propia identidad, convertirnos en una cosa más entre otras y vivir sin saber ya en qué dirección caminar. ¿Hay una luz capaz de orientar nuestra existencia? ¿Hay una respuesta a nuestros anhelos y aspiraciones más profundas? Desde la fe cristiana, esa respuesta existe. Esa luz brilla y es el Niño nacido en Belén. El punto de partida es tomar conciencia de que vivimos en tinieblas, de que hemos perdido el sentido fundamental de la vida, pero con Jesús es posible recuperarlo, Él es luz que ilumina nuestra existencia, Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel, canta Zacarías[2]; Él es esa fuerza que da profundidad a nuestra vida • AE




[1] Paul Johannes Tillich (1886- 1965) fue un filósofo existencialista cristiano y teólogo protestante luterano germano-estadounidense que es ampliamente considerado como uno de los teólogos más influyentes del siglo XX. También escribió varias obras históricas con temas cristianos.
[2] Cfr Lc 2, 22-35.

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