Marc Chagall, Le Christ et le peinare
(Aguada sobre
papel, 61 x 48 cm), Museos Vaticanos.
...
La obra más grande de Dios
es que yo pueda creer:
que yo reciba a Jesús
como Dios, Aquel que es.
No hay milagro en esta tierra
más grande que nuestra fe;
ni hubo antes ni lo hay,
ni nunca lo puede haber.
Por la fe santa María
fue Madre del Emanuel,
por la fe en la Eucaristía
hijo en el Hijo seré.
Sin la fe no hay sacramento
y el signo, signo no es;
no hay Bautismo ni hay Banquete
ni hay obras de merecer.
Sin la fe Jesús no es Dios,
aunque Dios siempre ha de ser,
sin la fe no soy cristiano
para gustar esta miel.
Mas con la fe, que es su gracia,
dejo a un lado cuanto sé,
y en él pongo mi confianza:
yo renazco vivo en él.
Cristo es mi fe, yo confieso,
de él me dejo poseer,
Él es mi fe, yo respondo
dándole todo mi ser.
Y mi fe es la obediencia
cual María en Nazaret,
la razón más pura y bella
que en mí se puede encender.
En la santa Trinidad
yo la dejo florecer,
y con Jesús me hago uno,
que nunca me he de perder.
Esta es la obra de Dios,
Dios es Dios y Dios es fiel;
Dios me regala su amor
en la Cruz como en Belén.
Yo creo en la Eucaristía,
quiero comer y beber,
comulgar con el Espíritu
para tener todo Bien.
Danos siempre de ese Pan,
vivir y morir con él;
y otros milagros no quiero,
Jesús, que el alma me ves.
En la luz del Evangelio
yo quiero permanecer;
no me dejes, Señor mío,
pues tú lo quieres también.
La obra más grande de Dios
Es que yo pueda creer:
Que yo reciba a Jesús
Como Dios, Aquel que es •
Fray Rufino María Grández,
Tlalpan, Ciudad de México, Monasterio del Verbo
Encarnado,
24 julio 2009.
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