¡Que viva la Virgen del Rocío! ¡Que viva la Madre de Dios!



Dios te salve, Dios te salve
Reina de las marismas,
Madre de Dios y nuestra,
Blanca Paloma de la paz
y vida, esperanza verdadera.

Dios te salve
y salve a tus romeros
errantes peregrinos en la tierra
que gimen sin consuelo en este valle
de llanto y de tiniebla,
herencia dolorida
de la primera Eva.

Vuélvenos tu mirada,
abogada y maestra
celestial mediadora,
y amorosa Pastora
de la grey marismeña.

Muéstranos a tu buen Pastorcillo:
la divina cosecha
de tu vientre bendito
que a tu amado redil alimenta.

¡Oh!, clemente y piadosa,
y Paloma almonteña
siempre Virgen María,
si tu dulce Rocío nos riega,
Santa Madre de Dios,
nos hará merecer tus promesas
y podremos al fin de los días
habitar las marismas eternas •

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