Con ojos del corazón
yo te miro, Jesús mío,
tu cruz es paz y rocío,
lluvia de amor, bendición.
Y en tu divino semblante
mi carne contemplo y veo;
en tu pasión saboreo
el amor de Dios amante.
No hay dolor en mí presente
que en tu cruz no hayas tomado,
ni gozo que tú has gozado
negado a tu fiel creyente.
Yo vivo en ti porque antes
tú descendiste hasta mí,
y quisiste para ti
ser hombre con ignorantes.
Mi lenguaje es tu lenguaje
y mis penas son tus penas,
al tiempo que a manos llenas
das tu divino hospedaje.
La unidad de ser y vida
ser uno siempre contigo
es todo lo que persigo
ahora y en mi partida.
Es tu Misterio Pascual
mi presente y mi futuro,
Jesús, divino conjuro,
y mi patria celestial. Amén •
P. Rufino María Grández, ofmcap.
Puebla, 26 de marzo de 2009AE
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