Errores y horrores todos (V Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C)


No es cierto que a veces resulta muy difícil fiarse de Dios? ¿No es cierto que a veces surge del fondo un sentimiento de rebeldía y alguna pregunta inquietante ante situaciones que parecen absurdas y sin razón de ser? Cada uno de nosotros lo habrá experimentado en su propia carne. Fiarse del Señor entonces es necesario para seguir adelante. Fiarse de él y aventar la redes una y otra vez, además ¿Quién es capaz, de verdad, de confesar que es pecador? Sí. Pecador. Así de llanamente. Nosotros, tan buenos, tan religiosos, tan generosos... ¿pecadores? ¡Claro que pecadores! Es éste un sentimiento de lo más sano. Saber que somos capaces de todos los errores y horrores como dicen que decía San Josemaría Escrivá, ayuda a no escandalizarse jamás por lo que vemos (a veces, con lentes de aumento) en los demás. Ayuda a no juzgar, ayuda a comprender y ayuda –también muy interesante- a comprenderse y a soportarse uno mismo. Ayuda a no escandalizarse cuando uno se ve pequeño y mezquino, sin paliativos y sin disimulos. Y ¿cuántos de los cristianos somos capaces de salir de nosotros mismos y vivir de verdad para los otros? Pues muy pocos, ciertamente. Muy pocos tenemos el norte de nuestra vida orientado hacia el prójimo. Los más vivimos para nuestros "yo", al que cuidamos, mimamos y acariciamos, y apenas nos queda tiempo, tan ocupados estamos en esta tarea, de descubrir cerca de nuestra vida a "los otros" y de bogar hacia ellos para ver qué piden y cuál puede ser nuestra respuesta. Tres cualidades del discípulo que son, desde luego, de antología. ¿Cuál será nuestra tarea en el mundo en que vivimos? La de decir a los demás que a pesar de las dificultades y los problemas, a pesar de las inseguridades y las desgracias, y de la misma muerte, a pesar de todo, la vida tiene sentido. Para que todos vean que es posible hace un mundo nuevo y diferente; aquella tierra que, a pesar de comenzar con la suavidad de la playa, llega a formar las cumbres más elevadas. Se trata de decir a todo el mundo que nos fiamos enteramente de Jesucristo; porque el amor es el elemento más sólido que podemos encontrar y porque el Amor es Dios mismo • AE


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