Tu Palabra
es comunión
y tu
presencia es mi vida,
que esta
gracia recibida
sea, Jesús,
mi misión.
¡Oh qué
hermosa la Escritura,
qué dulce
la profecía,
cuando
Jesús la decía
con voz tan
clara y segura!
En la
entraña del profeta
Jesús se
sintió nacer:
acaba de
acontecer
la
esperanza hasta hoy secreta.
Era el
Mesías ungido
por
Espíritu de amor;
Tú, del
pobre el defensor
y bálsamo
del herido.
Era la
Buena Noticia,
de cautivos
libertad;
Tú, de
oprimidos solaz
y de
sufrientes caricia.
Es Jesús el
jubileo,
que del
seno de Dios brota,
manantial
que no se agota,
su perdón
sin regateo.
Tú eres,
pues, mi salvación,
anuncio de
un Dios distinto:
todo temor
queda extinto
ante Dios,
consolación.
Tú eres
Palabra Encarnada,
la
verdadera Escritura,
que tiene
voz y ternura
en tu vida
regalada.
Ahora y siempre serás
lo que
dijiste aquel día:
la cumplida
profecía.
el hoy y
siempre jamás.
Jesús, el
fiel Pregonero
de Dios
Misericordioso,
tu Dios, el
Padre amoroso,
ese es mi
Dios verdadero.
Nazaret es
mi Asamblea,
y tú vives
hoy y aquí,
¡predícanos
tú, Rabbí,
y tu
anuncio gracia sea! •
P. Rufino
Mª Grández, ofmcap.
Domingo III
del Tiempo Ordinario, ciclo C.
Puebla, enero 2010.
No hay comentarios:
Publicar un comentario