El misterio de la
Transfiguración
V/. El Señor esté con
vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
V/. Levantemos el
corazón.
R/. Lo tenemos
levantado hacia el Señor.
V/. Demos gracias al
Señor, nuestro Dios.
R/. Es justo y
necesario.
En verdad es justo y
necesario,
es nuestro deber y
salvación
darte gracias
siempre y en todo
lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y
eterno.
Porque Cristo, nuestro
Señor,
manifestó su gloria a
unos testigos predilectos,
y les dio a conocer en
su cuerpo,
en todo semejante al
nuestro,
el resplandor de su
divinidad.
De esta forma, ante la
proximidad de la pasión,
fortaleció la fe de
los apóstoles,
para que sobrellevasen
el escándalo de la cruz,
y alentó la esperanza
de la Iglesia,
al revelar en sí mismo
la claridad
que brillará un día en
todo el cuerpo
que le reconoce como
cabeza suya.
Por eso ahora
nosotros, llenos de alegría,
te aclamamos con los
ángeles y los santos, diciendo:
Santo, Santo, Santo...
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