Dijo para sí: «Tocaré su orla». La tocó y quedó curada. Investiguemos
qué es la orla del vestido. Esté atento nuestro corazón. La tocó y quedó sana.
Toquemos también nosotros, es decir, creamos para poder ser sanados • San Agustín,
obispo de Hipona (norte de Africa), Sermón
63 A, 2-3.
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