Enséñame, Señor, tu camino,
para que siga tu verdad.
Hoy pido que me guíes,
Señor. Me encuentro a veces tan confuso, tan perplejo, cuando tengo que
decidirme y dejar al lado una opción para tomar otra, que he comprendido al fin
que es mi falta de contacto contigo lo que me hace perder claridad y perderme cuando
tengo que tomar decisiones en la vida. Pido la gracia de sentirme cerca de ti
para ver con tu luz y fortalecerme con tu energía cuando llega el momento de
tomar las decisiones que marcan ¡ni paso por el mundo. A veces son factores
externos los que me confunden. Qué dirá la gente, qué pensarán, qué
resultará... y luego, todo ese conjunto de ambiente, atmósfera, prejuicios,
modas, críticas y costumbres. No sé definirme, y me resulta imposible ver lo
que realmente quiero, decirlo y hacerlo. Te ruego, Señor, que limpies el aire
que me rodea para que yo pueda ver claro y andar derecho. Y más adentro, es la
confusión interna que siento, los miedos, los apegos, la falta de libertad, la
nube de egoísmo. Allí es donde necesito especialmente tu presencia y tu auxilio,
Señor. Libérame de todos los complejos que me impiden ver claro y elegir lo que
debería elegir. Dame equilibrio, dame sabiduría, dame paz. Calma mis pasiones y
doma mis instintos, para que llegue a ser juez imparcial en mi propia causa y
escoja el camino verdadero sin desviaciones. Guíame en las decisiones
importantes de mi vida y en las opciones pasajeras que componen el día y que,
paso a paso, van marcando la dirección en la que se mueve mi vida. Entréname en
las decisiones sencillas para que cobre confianza cuando lleguen las dificiles.
Guía cada uno de mis pasos para que el caminar sea recto y me lleve en definitiva
a donde tú quieres llevarme • Carlos G. Vallés, Busco tu rostro. Orar los Salmos, Ed. Sal Terrae, Santander-1989,
pág. 164.
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