Os anunciamos con gozo inmenso
que hoy ha nacido El Salvador
en un pesebre, sobre las pajas,
y entre pañales duerme el Señor.
Duerme, no llores, Jesús del alma;
duerme, no llores, mi dulce amor,
Duerme, no llores que esas tus lágrimas
parten el alma de compasión.
Si por mí lloras, Jesús amado,
por mis pecados e ingratitud,
que cese el llanto, que en adelante
ya nunca ingrato te haré llorar.
Duerme, no llores, Jesús del alma...
Ya mis cantares no harán más ruido,
ya mis cantares van a callar;
mas mis amores en el silencio
siguen velando. ¡No callarán!
L. y M. de J. G. Treviño
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