Recordare, Iesu pie
quod sum causa tuae viae,
ne me perdas illa die.
Quarens me, sedisti lassus,
redemisti crucem passus;
tantus labor non sit cassus.
Iuste iudex ultionis,
donum fac remissionis
ante diem rationis.
Ingemisco, tanquam reus,
culpa rubet vultus meus;
supplicanti parce, Deus.
Qui Mariam absolvisti
et Latronem exaudisti
mihi quoque spem dedisti.
Preces meae non sunt dignae,
sed tu bonus fac benigne
ne perenni cremer igne.
Inter oves locum praesta
et ab haedis me secuestra
statuens in parte dextra.
...
Acuérdate, piadoso Jesús,
ya que soy la causa de tu
venida,
de no perderme aquel día.
Buscándome, te sentaste
cansado,
me redimiste padeciendo la
cruz;
tanto trabajo no sea vano.
Juez que castigas
justamente,
otórgame el perdón
antes del Día del Juicio.
Gimo, como un reo,
el pecado enrojece mi
rostro;
perdona, Dios, a quien te
implora.
Tú que absolviste a María
y perdonaste al ladrón,
también a mí me has dado
esperanza.
Mis ruegos no lo merecen,
pero tú, bueno como eres,
haz benignamente
que no sea yo quemado en el
fuego perenne.
Dame un lugar entre las
ovejas
y separándome de los
cabritos
colócame a tu derecha •
La Misa de Réquiem en remenor, K. 626, es una misa de Wolfgang Amadeus Mozart, basada en los textos
latinos para el réquiem, es decir, el acto litúrgico católico celebrado tras el
fallecimiento de una persona. Se trata de la decimonovena y última misa escrita
por Mozart, que murió en 1791, antes de terminarla. El compositor Franz Xaver
Süssmayr la finalizó.
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