J. Correa de Vivar, La Resurrección de Cristo (1566),
temple sobre madera de pino, Museo del Prado (Madrid).
...
El
amor es más fuerte que la muerte
y tu
cuerpo viviente lo proclama;
tú
traspasas, Señor, lo que fenece,
desde
siempre y por siempre tú nos amas.
Por
tu amor, oh Jesús, eternos somos,
del
amor increado das tu gracia;
convocados
por ti, por ti vivimos,
del
amor que te sacia tú nos sacias.
Oh
Jesús Nazareno y peregrino
de
la humana y doliente caravana,
del
dolor te levantas y nos muestras,
cual
trofeo de amor, tus santas llagas.
Oh
pasión amorosa que es saeta,
oh
sediento deseo que no calla,
reposad
en el cuerpo sacrosanto
del
que ofrece el abrazo de llegada.
Es
más grande que el tiempo y el espacio
el
amor que en Jesús es nuestra alianza;
por
tu amor se crearon cielo y tierra,
por
amor del que es Hijo en carne humana.
Esta
ofrenda de amor recibe, oh Cristo,
de
la Iglesia, tu esposa bienamada;
para
ti nuestro gozo y alabanza
en
la espera de verte cara a cara. Amén.
• R.
M. Grández (Letra) y F. Aizpurúa (música), capuchinos,
Himnario de las Horas, Ed. Regina, Barcelona 1990.
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