Tu cuerpo es preciosa lámpara
llagado y resucitado,
tu rostro es la luz del mundo,
nuestra casa tu costado.
Tu cuerpo es ramo de abril
y blanca flor del espino,
y el fruto que nadie sabe
tras la flor eres tú mismo!
Tu cuerpo es salud sin fin,
sano sin daño de días;
para el que busca vivir
es la raíz de la vida.
Tu cuerpo es lazo de amores,
de Dios y el hombre atadura;
amor que a tu cuerpo acude
como tu cuerpo perdura.
Tu cuerpo, surco de penas,
hoy es de luz y rocío;
que lo vean los que lloran
con ojos enrojecidos.
Tu cuerpo es espiritual,
es la Iglesia congregada,
tan fuerte con tu Cruz,
tan bello como tu Pascua.
Tu cuerpo sacramental
es de tu carne y tu sangre,
y la Iglesia que es tu Esposa,
se acerca para abrazarte. Amén •
P. Rufino María Grández, ofmcap.
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