Trae el desierto
voces de un profeta
hasta el
río fecundo del bautismo:
«¡Convertíos;
volved de vuestras sendas,
miradlo ya
venir, abrid camino!»
No doblegó
su voz ante los reyes,
no pactó su
mensaje con rabinos:
«¡Convertíos,
decid vuestros pecados,
se acerca
el Santo, convertíos!”
Cuando
venga el Señor, la tierra nuestra
se llenará
de paz y regocijo;
la gracia
del Señor será el consuelo
y el
desquite de todo lo sufrido.
Harán paces
el lobo y el cordero,
los hombres
poderosos con los niños;
se
abrazarán las razas y familias,
porque
viene a su casa el Compasivo.
Bautista,
mensajero del Mesías,
Jerusalén
te brinda su recinto,
dile la
verdad, grita tu Noticia;
¡lo estamos
esperando arrepentidos!
¡Honor a
ti, Jesús, siempre esperado,
y más gozado
cuanto más creído;
ven, Santo
cual el Padre y el Espíritu,
ven por
amor desde el hogar divino! Amén •
R. M.
Grández (letra) y F. Aizpurúa (música),
capuchinos,
Himnos para el Señor, Editorial Regina, Barcelona, 1983, pp. 21-24.
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