Wednesday of the Fifth Week of Lent (4.1.2020)


Head of Christ MET DP145916.jpg

Rembrandt van Rijn, Head of Christ (1650), oil on canvas, Metropolitan Museum of Art (New York)
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Our Lord assures us that, if we persevere in his word, we shall know the truth, and the truth will make us free[1]. To be truthful is not always easy. How often do we tell small lies, how often do we pretend, how often do “we act dumb”? We cannot deceive God! He sees us, He contemplates us. He loves us and follows us, in our day-to-day routine. The eight Commandment teaches us not to bear false witness nor not to tell lies, no matter how small, even if they look trivial to us. “White lies” are not permitted either. The invitation of the Lord is that our statement be, `Yes, yes' or `No, no’»[2]. That trend to do good, which is freedom, is very much related to truth. Sometimes, we are not free enough because there is a double bottom in our life, we are not clear. We must be convincing! The sin of lie enslaves us. So, how can we make it come true our daily desire to get to know the Master? With what kind of devotion do we read the Gospel, even though we may have little time at our disposal? Which sediment will it leave in my life, in my day? When looking at me can it be said, that I read Christ's life? •AE

To all those who right now cannot receive sacramental Communion, now is the moment to do a spiritual Communion; Let us be sure that the Lord comes to our hearts:

I wish my Lord to receive you, with the purity, humility and devotion with which your Most Holy Mother received you, with the spirit and fervor of all the saints. Amen


Alumbra hoy – Daniel Ramos Music

Lámpara de aceite usada en tiempos del Señor; probablemente a estas hace referencia la parábola de las vírgenes prudentes. 

Dios es silencio, y este silencio divino reside dentro de un ser humano. Ser un hijo de Dios es ser un hijo del silencio. Dios es silencio y el demonio es bullicioso. Desde el principio Satanás ha buscado enmascarar sus mentiras bajo una agitación resonante y engañosa. El demonio está continuamente intentando distraernos de Dios, tratando de mantenernos alejados de esperar al Novio, como dice en la parábola de las 10 vírgenes[3]. Cuando Dios espera pacientemente para que regresemos a Él, el demonio está tratando constantemente de alejarnos de la llamada de Dios. El demonio llena nuestras mentes, especialmente nuestras imaginaciones, con tentaciones, imágenes, y bulla para que no le hagamos espacio a Dios y nos olvidemos de Su constante presencia dentro de nosotros. Nuestra era ocupada, ultra-tecnológica nos ha vuelto más enfermos. El demonio puede muy fácilmente utilizar la tecnología para su propio propósito, porque él la puede usar como una constante distracción de la presencia de Dios. Si estamos constantemente consultando nuestro correo o páginas de medios sociales en nuestros teléfonos, ¿estamos pensando en Dios? ¿Pensamos sobre Dios cuando tenemos esos momentos libres, o nos centramos en nuestra tecnología? Todos nosotros nos debemos hacer esta pregunta honestamente. De manera particular, podemos experimentar, entrar en, y aprender el silencio participando en la liturgia sagrada, siempre y cuando la liturgia no esté enfocada en el hombre mismo sino en Dios. En la sagrada liturgia, nos encontramos con la majestad de Dios y tal encuentro demanda el silencio, porque somos nada en comparación con la grandeza de Dios. No tenemos nada que decir que pudiera agregarle algo a Su grandeza. El rehusarse a este silencio lleno de un asombro confiado y de adoración, es negarle a Dios la libertad de capturarnos por Su amor y Su presencia. El silencio sagrado es por lo    tanto el lugar en donde podemos encontrar a Dios; porque venimos a Él con la actitud apropiada de un ser humano que tiembla y se detiene, respetuoso, a la distancia mientras espera confiadamente • AE




[1] cf. Jn 8:32.
[2] Mt 5:37.
[3] Cfr. Mt 25 1-13.

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