Lo que realmente importa (XXV Domingo del Tiempo Ordinario)



Arnaud de Moles, Cena en Emaús, 
vidriera de la Catedral de Auch (sur de Fracia)
...
Por buscar lo más precioso
yo vine a la Eucaristía,
el bien que Dios me confía
como a hijo suyo dichoso.

Lo más entrañable y mío
con nada de comparar
es el divino manjar
que viene a mi poderío.
Y muy adentro en mis venas
él conmigo es sacramento:
signo y gracia en alimento,
paz y amor a manos llenas.

El corazón es su casa,
la intimidad su morada,
el tiempo no cuenta nada,
cuando él mismo nos traspasa.
Eternidad el instante
de este reloj huidizo,
porque el Dios que el tiempo hizo
es hoy divino y radiante.

Este es el bien verdadero,
bien que es mío y no es ajeno,
Jesús vivo, el Nazareno,
el que murió en el madero.
Que es presencia y subsistencia
llenando a su creatura,
amor que nos transfigura
amor de divina esencia.

Humilde y sencillo llego,
oh mi Jesús cotidiano,
y pido como cristiano
para comulgar sosiego.
Tú te llegas hasta mí,
abierto de par en par;
que yo sepa igual estar
todo entero para ti  

P. Rufino Mª Grández, ofmcap.
Puebla (México), 13 septiembre 2010. 


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