Enamorados y unidos (XVII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C).



Un creyente no es el que posee a Dios, sino el que se deja poseer por Dios. No eres tú quien posee la Revelación, si eres creyente, es ella la que te posee a ti. Es la Palabra de Dios la que embarga y guía nuestra vida dirigiendo nuestros pasos y haciendo que aceptemos lo mejor que vamos pudiendo la voluntad de Dios hasta hacerla propia. Si esto no ocurre, dejemos de llamarnos cristianos porque no «cumplimos la voluntad del Padre», como el Señor nos enseña en el evangelio de este domingo. Cuando uno es cristiano es tan pobre que por no poseer no se posee ni a sí mismo, lo deja todo en manos de Dios, acepta lo que Dios quiere y como Él quiere. La pobreza, el depender de Él será su única seguridad. Se trata de vivir enamorados de Dios en una fusión de voluntades e intereses. ¿Sencillo? No. Imposible tampoco. Cuando vivimos nuestra fe cristiana lo mejor que podemos, como un estilo de vida, es verdad que se complica tanto la existencia, pero es verdad también que la paz y la alegría vuelven a aparecer en el horizonte si se habían ido. Cuando en la oración de petición dejamos todo en manos de Dios para aceptar lo que él quiere, lo que de él viene, lo que él dice, más paz y más alegría. La invitación de hoy es a poseer a Dios. A poseerlo hasta el punto que sea Él quien viva nuestra vida. Toda oración de petición es la expresión de esto último. Toda oración de petición nos lleva a tomar conciencia de que es Dios quien quiere vivir nuestra vida para que nuestra vida sea divina. Por eso lo dejamos todo en sus manos, lo que quiera y hasta que Él diga. Somos de Dios y a Él pertenecemos. Nos creó en libertad y la respuesta que espera de nosotros es que se la devolvamos haciendo su voluntad. El acto supremo de libertad es ofrecerla a la persona amada. Podemos ofrecerle al Señor la voluntad que nos ha dado, viviendo con Él y para Él. Sólo así podremos vivir en medio de una auténtica libertad • AE [1].


[1] B. Oltra Colomer, Ser Como Dios Manda. Una lectura pragmática de San Mateo, EDICEP, Valencia 1995, pp. 49 y ss.



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