El milagro de la amnistía (II Domingo del Tiempo de Pascua. 2019)



Anonymous, Cristo resucitado se aparece a sus apostoles junto al mar de Galilea 
(s. XVI), óleo sobre tela, Museo Boucher de Perthes (Abbeville, Francia). 
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El encuentro entre el Señor y sus apóstoles fue una auténtica experiencia de perdón: ninguna alusión al abandono de los suyos. Ningún reproche por la cobarde traición. Ningún gesto de exigencia para reparar el daño. Las apariciones significan una verdadera amnistía en el sentido etimológico de esta palabra: olvido total de la ofensa recibida[1]. Los relatos insisten en que el saludo del Señor es siempre de paz y reconciliación: "Paz a vosotros". Y es precisamente éste perdón, lleno de paz, lo que trae una alegría y una esperanza nuevas en la vida de aquellos hombres. Nosotros vivimos en una sociedad que no es capaz de valorar debidamente el perdón, un mundo en el que todo nos dice que el perdón es la virtud de los débiles que se resignan y se doblegan ante las injusticias porque no saben luchar y arriesgarse. Y, sin embargo, los conflictos humanos no tienen nunca una verdadera solución, si no se introduce la dimensión del perdón. No es posible dar pasos firmes hacia la paz, desde la violencia, el endurecimiento y la mutua destructividad, si no somos capaces de introducir el perdón auténtico. El perdón no es sólo el olvido de conflictos pasados, es también la esperanza de quien perdona y de quien es perdonado. El perdón, cuando se da realmente y con generosidad es, en su aparente fragilidad, más vigoroso que toda la violencia del mundo. La resurrección nos descubre a los creyentes que la paz no surge de la agresividad y la sangre, sino del amor y el perdón sincero. Esta mañana del segundo domingo de Pascua podríamos pedirle al Señor que obre en nosotros el milagro de recuperar la capacidad de perdonar y de olvidar. La verdadera paz no se logra cuando unos hombres vencen sobre otros, sino cuando todos juntos tratamos de vencer las incomprensiones, agresividades y mutua destrucción. La paz no llegará mientras unos y otros nos empeñemos obstinadamente en no olvidar el pasado. La paz no será realidad entre nosotros sin un esfuerzo de mutua comprensión, acercamiento y reconciliación. En un mundo tan lleno de conflictos los cristianos estamos llamados a reivindicar la fuerza que puede tener el perdón[2].Esa fuerza, no lo olvidemos, nos viene de Cristo crucificado, cuyas ultimas palabras escuchamos hace pocos días: "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen" • AE


[1] Amnistía es una voz griega compuesta de la a privativa y de memoria, es decir, sin memoria u olvido mutuo y general de las cosas pasadas. El primero que usó este termino fue Trasíbulo al promulgar una ley en que mandaba un olvido general de todo lo pasado, lo hizo después de haber arrojado a los treinta Tiranos de Atenas. Con esta medida, recobró la República su antigua paz y libertad. Andócides, en su discurso sobre los misterios, conservó también la fórmula de la amnistía.
[2] J. A. Pagola, Buenas Noticias, Navarra 1985, p. 49 ss.


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