¡Cantaré para Tí! (V Domingo de Pascua)


Se levanta cantando del sepulcro
con el alma cual cítara en las manos;
para ti, Padre mío, cantaré
el himno florecido entre mis labios.

Cantaré, tocaré ante las naciones,
mis brazos con el orbe a ti levanto;
batid vuestra alegría, pueblos todos,
en la fiesta pascual que yo proclamo.

Mi cuerpo para ti cual bello canto
te entregará el amor que tú me has dado,
y verterás tus ojos complacido,
oh Padre, en las heridas de mis manos.

El río de agua viva, el santo Espíritu, 
desde tu seno brota en mi costado;
oh Padre del retorno, te bendigo,
mi vida consumada en ti derramo.

Te cantaré en la aurora tu victoria,
nuevo conmigo el mundo renovado;
los salmos de la fe hoy en la tumba
salen cantando el triunfo de tu Amado.

Oh Padre de la Pascua, Padre mío,
el gozo eterno queda declarado;
¡oh Padre!, hoy consagro en el Espíritu
mi vida con la tuya en un abrazo. Amén.

En su Officium passionis, san Francisco de Asís compuso salmos, tomando de aquí y allí textos oraciones de la Escritura, y, a veces, introduciendo alguna amplificación o glosa. En el “Psalmus III, 9. 10” encontramos estos textos: Exsurge, gloria mea, exsurge psalterium et cithara * exsurgam diluculo (Ps 56,9). Confitebor tibi in populis, Domine * et psalmum dicam tibi in gentibus (Ps 56,10) 9Levántate, gloria mía, levántate, arpa y cítara; * me levantaré a la aurora (Sal 56,9). 10 Te confesaré entre los pueblos, Señor, * y te recitaré un salmo entre las gentes (Sal 56,10). Desde esa interioridad del salmo, que quiere recoger la intimidad de Jesús, desde ahí cantamos. Es Jesús el que habla al Padre y con él por delante nosotros nos dejamos llevar • P. Rufino María Grández, ofmcap, 28 junio 1983

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