Caminante sí hay camino


A propósito del Cristo crucificado del que habla san Pablo en la segunda de las lecturas, en una interesantísima entrevista a La Civiltà Cattolica, el Papa Francisco mencionó "como de pasada" una obra de Marc Chagall, pintor judío originario de Rusia nacido en 1887 y fallecido en 1985. El cuadro  fue pintado en 1938, año de la trágica Noche de los cristales rotos (del 9 al 10 de noviembre de 1938). En la obra, que se conserva en el Instituto de Arte de Chicago, la figura de Jesús crucificado es el centro. Sus ojos se hallan cerrados. Desde su posición única en la cruz, la figura Jesús comunica no poca serenidad.[1] Jesús en la cruz no es presentado con el paño común a conocidas Crucifixiones sino un manto ritual judío para orar (talit). Sobre la cruz figura la inscripción "INRI" (abreviatura de Iesus Nazarenus Rex Iudeorum), expresión de doble-filo escogida por los romanos para humillar tanto a Jesús como a los hebreos. Significativamente, ambos –de un modo u otro- comparten la condición de estar sometidos al yugo pagano. Con todo, en la pintura de Chagall, las mencionadas iniciales latinas son seguidas por su versión in extensum, a la que Chagall inscribe recurriendo al uso de caracteres hebreos tradicionales (Iéshu Hanotzrí Mélej Haiehudim). El Jesús de Chagall no posee corona de espinas ninguna, sino algo semejante a un turbante. Tal elemento conecta implícitamente a Jesús con los profetas de la Tierra Santa. En efecto, en el arte europeo pre-moderno, el turbante fue empleado persistentemente como atributo distintivo de los profetas hebreos. Haciendo referencia directa a ciertos momentos tremendos en la historia de la humanidad, la pintura de Chagall funciona como si fuese una plegaria u oración dirigida a Dios, una que a su manera llega a expresar -en términos visuales- las palabras de San Pablo: Hermanos míos, esos de mi propio pueblo, la gente de Israel. De ellos es la adopción como hijos [del Señor], la gloria divina, los pactos, la ley, las oraciones a Dios desde el Templo y el contar con Sus promesas. Suyos son los patriarcas, y desde ellos es trazado el linaje humano del Cristo[1]En una sola pintura Chagall ha logrado unir aquello que por muchísimos siglos comunidades enteras concibieron sólo en términos de segregación y antagonismo. El cuadro de Chagall no se centra solo en el sufrimiento, sino que expresa además la vulnerabilidad del hombre y su real necesidad de creer en Dios. Dicho en otras palabras, caminante hay camino[2] • AE





[1] Romanos, 9: 1-5.
[2] Contrariamente a lo que predica Antonio Machado al escribir su "cuando de nada nos sirve rezar" y acompañarlo por un "caminante no hay camino sino estelas en la mar." Frente a esto, uno podría suponer que Machado jamás se enteró de la existencia de Biblia y menos que menos de sus contenidos. La experiencia vivida lleva a la conclusión de que de nada nos sirve vivir improvisando. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario