¡Vale la pena! (Solemnidad de Todos los santos. Ciclo C)



En esta maravillosa y alegre solemnidad de Todos los Santos, la liturgia de la Iglesia nos anima a esperar con alegría la vida del cielo, ese lugar en el que esa inmensa multitud de hombres, mujeres y niños que sólo conocieron en esta vida miseria, hambre, humillación y sufrimientos, serán saciados y felices. Confiando en Jesús y en sus promesas, creo firmemente que el cielo será un lugar en el que no habrá pobreza ni dolor; donde nadie estará triste, nadie tendrá que llorar. Un lugar donde las personas sin salud, enfermos crónicos, minusválidos físicos y psíquicos, personas hundidas en la depresión y la angustia, cansadas de vivir y de luchar, conocerán lo que es vivir con paz y salud total y escucharán las palabras del Padre: "Entra para siempre en el gozo de tu Señor". En ese cielo en el que yo creo y espero, Dios ya no será un Dios oculto del que no podamos conocer su mirada, su ternura y sus abrazos. Ahi junto al Padre y el Espíritu estará Jesús,y junto a Él los últimos sean los primeros. Ahí conoceremos a los santos de todas las religiones, aquellos que vivieron amando en el anonimato y sin esperar nada. Ahí, junto al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo estarán también nuestros padres y nuestros amigos, ahí podremos escuchar estas increíbles palabras que el Apocalipsis pone en boca de Dios: «Al que tenga sed, yo le daré a beber gratis de la fuente de la vida». ¡Gratis! Sin merecerlo. Así saciará Dios la sed de vida que hay en nosotros. Vale, pue, la pena seguir en este caminar. Vale la pena la espera confiada, vale la pena apretar el paso  firmes y alegres en la fe • AE

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