La logística del amor (XIII Domingo del Tiempo Ordinario)



El evangelio no menciona que Jesús pidiera a los enfermos que tuviesen paciencia, o que viesen en el sufrimiento una prueba. Tampoco habla de aceptar la muerte resignadamente. Jesús, ante la enfermedad y ante la muerte, actúa: no se queda cruzado de brazos o dice frases piadosas. Nosotros, ante nuestros hermanos y hermanas enfermos, o ante quienes sufren la muerte de alguien cercano con frecuencia nos preguntamos qué hacer, qué decir, cómo actuar. Desde luego que lo que hacía Jesús no podemos hacerlo, no tenemos el poder de obrar milagro, por tanto, ante el dolor y la muerte no se trata tanto de hablar, como de actuar ¿cómo? Procurando comunicar vida a quienes más la necesitan: haciendo compañía, atendiendo con el máximo cariño, echando una mano en la logística. En otras palabras: lo que nosotros podemos hacer es procurar compartir el amor que Dios tiene para con los que sufren la enfermedad o la muerte. No tenemos el poder de hacer milagros, pero tenemos el poder de amar que es, probablemente, lo más importante. El señor necesitaba una sola cosa para poder actuar: necesitaba que quienes pedían tuvieran fe, de ahí su No temas, basta que tengas fe a Jairo, y el tu fe te ha curado a la mujer enferma ¿De qué fe se trata? Desde luego no del Credo ni de ninguna oración hecha. Probablemente la mayoría de quienes fueron curados por Jesús no creían –porque no lo sabían- que él era el Hijo de Dios. La fe que pedía Jesús para curar era confianza en la bondad de Dios, en que Dios quería que se curaran, en que Dios es el Padre de la vida y quiere vida para todos, como escuchamos en la primera de las lecturas. Este gran anuncio –que es el anuncio del Reino de Dios- se realizaba por Jesús. Y esta fe en la bondad de Dios, creador de la vida que sufre por el dolor de quienes sufren, esta fe que nosotros hemos recibido, es lo que cada domingo celebramos y hoy pedimos que se nos vuelva más viva para poder acerarnos en un silencio respetuoso, práctico y lleno de amor a quienes sufren en el cuerpo o en el espíritu •AE

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