El gemelo que no creía (II Domingo de Pascua 2018)




El evangelio llama a Tomás dídimo –el gemelo- nosotros lo conocemos como el incrédulo[1]. Aquel hombre tiene dificultad para creer que Jesús ha resucitado, es una verdad de tal magnitud y de tantas implicaciones, que él no alcanza a aceptarla. Bien por temor o bien por la inmensa alegría que le producía, no cree, y así lo dice. Sin embargo, al regresar el Señor y presentarse nuevamente delante de sus amigos Tomás comprende que aquel que esta frente a Él no es un simple hombre sino el Mesías mismo, el Cristo resucitado que no muere más. Y esa experiencia de Tomás que nosotros podemos vivir, si queremos, todos los domingos en la Eucaristía, es como la gasolina que necesitamos –pa entendernos- para asumir nuestro compromiso cristiano de todos los días, porque quien no comprende quién es Cristo y qué ha hecho por él, no puede comprometerse realmente, y la fe se vuelve entonces una cuestión prescindible. Sin embargo quien se sabe salvado de la muerte eterna no se puede sino cantar las misericordias de Dios, que nos ama desde que éramos pecadores y nos envía a su Hijo para perdonar nuestros pecados[2]. Es así que Tomás cambió, no fue el mismo después de encontrarse cara a cara con el Señor. Tomás se volvió un apóstol convencido y salió del cenáculo para anunciar a Cristo a todo el que quería escucharle… ¡Qué grande necesidad tenemos de hacer esta experiencia de Tomás! Cuando Maximiliano Kolbe se encontraba de pie ante los oficiales nazis y veía cómo condenaban a muerte a un padre de familia a morir, su corazón no se paralizó sino entendió que debía dar su vida como Cristo la había dado por él[3]. Hoy, segundo domingo de Pascua, domingo de la divina misericordia podríamos preguntarnos hasta dónde llega nuestra fe y nuestro compromiso, y qué estamos haciendo por poner a los demás delante del Señor resucitado • AE



[1]Cfr. Jn 20, 24.
[2]Cfr. Sal 88.
[3] El Padre Maximiliano María Kolbe (1894 - 1941) fue un sacerdote franciscano conventual polaco asesinado por los nazis en el campo de concentración Auschwitz durante la Segunda Guerra Mundial. Fue un gran propagador de la devoción al Inmaculado Corazón de María.

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