¡Ven Señor Jesús!


Suave esperanza de Adviento,
que el corazón alimenta:
esperanza que a Dios trae
germina en gozosa espera.

Dulce visita en el alma
de quien nos ama y desea,
sea cordial la acogida,
y el pecho su casa abierta.

Honda presencia anhelada:
Dios ha tendido su tienda
y va a morar con nosotros,
cuando venga, en una aldea.

Luz y promesa del Padre
en labios de los profetas;
la promesa es ya regalo
por gracia de una doncella.

Bella alegría que inunda
en silencio nuestras penas;
seas mi gozo y mi paz,
que nadie quitarla pueda.

Íntima vida y vivencia
que en silencio se aposenta,
Adviento de intimidades,
de amor, anhelo y pureza.

¡Ven desde el seno divino,
Alegría de la tierra,
esperamos adorando
y adorarte es nuestra fiesta! Amén •

P. Rufino María Grández, ofmcap.

Puebla, 29 noviembre 2009, Domingo I de Adviento.

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