Victimae paschali laudes


Anónimo, Jesús resucitado y María Magdalena (Noli me tangere),  
óleo sobre tela, s.XVII, pinacoteca de Brera.
...

Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte
en singular batalla
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.

¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?
A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.

Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa • 

Esta es la llamada Secuencia de Pascua, en latín Victimae paschali laudes, y es una especie de himno prescrito por la liturgia para la Misa del domingo de Pascua. Su creación se atribuye a Wipo de Burgundia, monje del s. XI y capellán del rey Conrado II; hay autores que la atribyen a Notker Balbulus, Roberto II de Francia e  incluso a Adán de San Víctor. Es una de una de las cuatro secuencias medievales que se conservaron al hacer la unificación del misal tras el Concilio de Trento, pues antes de esta decisión pontificia varias fiestas o solemnidades contaban con secuencias propias y se podía escoger entre alrededor de 16 secuencias para la solemnidad de la Pascua. El misal de Pablo VI mantuvo su uso.



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