El desengaño y el desencanto y la alegre esperanza


La de Emaus es la ruta del desengaño y el desencanto. Aquellos hombres habían dejado todo para seguir a Jesús y ahora abandonan la esperanza y regresan a su pueblo con el alma llena de recuerdos y desengaños #lavidamisma El que tenía palabras de vida eterna ha muerto, y con él aparentemente se fueron todas sus palabras y sus obras, es decir, se acabó la esperanza! Nosotros esperábamos..., dicen con tristeza, con la murte de Jesús ha muerto también su esperanza. A nosotros nos sucede lo mismo sin embargo esperar es siempre esperar contra toda esperanza, que nos dice san Pablo, es saber que los hombres somos injustos pero que seguimos luchando por la justicia, que somos egoístas pero seguimos luchando por el amor. ¡También en el fracaso está Jesús como compañero de camino! Ahí también lo podemos encontrar como entrañable compañero y hablar con él. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Jesús está presente y no disfrazado. Son los ojos de los discípulos los que antes no eran capaces, estaban impedidos para ver a Jesús, y después se abren y lo reconocen. El itinerario de la fe entonces no consiste en la ausencia o presencia de Jesús, cuya iniciativa y compañía están aseguradas en nuestro camino, sino en ese deseo interior de verlo, de esta con él, de interactuar con él diariamente. Las consecuencias del encuentro con Jesús son el encontrarse a sí mismo -gozo, esperanza, paz-, el reencuentro con la comunidad y al final el deseo sincero de salir a servir a los demás.  Al final de aquel camino –ya en Emaus- los dos discípulos están renovados por completo. Su comprensión de la vida es otra; hasta entonces veían en la muerte el fracaso último de la Humanidad. ¿No ardía nuestro corazón...? Se preguntan ahora, y ahí está la señal de la presencia del Señor, la prueba de que él siempre nos toca –si nos dejamos- con su Palabra; nunca como entonces nos sentimos tan indignos, y al mismo tiempo tan felices. El camino a Emaus se repite pues allí donde existe un corazón que ha conocido alguna vez al Señor • AE 

No hay comentarios:

Publicar un comentario