La Vírgen santísima y los que estamos de pié

La Virgen de Vladímir es un icono de principios del siglo XII, el más antiguo de origen bizantino, y uno de los más célebres y venerados de Rusia.2 Desde 1930 se conserva en la galería Tretiakov de Moscú.El icono fue trasladado de Constantinopla (Bizancio) a Kiev. En 1155 el príncipe Andréi Bogoliubski se lo llevó a Vladímir, capital del noroeste de Rusia (a lo que se debe su nombre), donde se conservó durante mucho tiempo. Después de la victoria de los rusos sobre los tártaros (que se le adjudicó a la ayuda de la Virgen) y con el enaltecimiento de Moscovia, el icono fue colocado en la Catedral de la Asunción del Kremlin de Moscú •
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El Acatisto o también llamado por su nombre original griego akáthistos (Ἀκάθιστος ᾽Υμνός, que significa "que no está sentado") es un himno que es cantado de pie. Este himno es la más grande y célebre composición mariana de la Iglesia ortodoxa. Ha gozado siempre de una gran estimación entre los fieles, tal como se desprende del hecho de que su uso litúrgico se haya mantenido sin interrupción durante mil quinientos años. Según el relato del Synaxario, el himno fue instituido para agradecer a la madre de Dios su protección sobre la ciudad de Constantinopla tras padecer el sitio de ávaros y persas en el año 626. Se cuenta que el patriarca Sergio hizo llevar en procesión, por toda la ciudad, el icono de la Santa Madre de Dios, exhortando a la población a no perder –en aquellos difíciles momentos- la confianza en su protección. Como quiera ser que los intentos de conquista de Constantinopla por sus enemigos, tanto por tierra como por mar, fracasaron milagrosamente –a pesar de las más numerosas y poderosas fuerzas que aportaban a la lucha los bárbaros-, maravillados, los habitantes de la ciudad imperial se dirigieron a la Catedral de Santa Sofía para agradecer a la «Combatiente Poderosa» su infalible intercesión, cantando jubilosamente: «¡Oh, Madre de Dios, somos tus siervos!». Su peculiar nombre se debe, probablemente, a que el pueblo, careciendo de espacio para sentarse, permaneció de pie ("akáthistos") toda la velada y, en adelante, escucharía siempre este himno en esa posición en honor de la Virgen. Es posible que el himno estuviera compuesto con bastante anterioridad, puesto que es evidente que no puede ser fruto de la improvisación. Sin embargo, este acontecimiento histórico tan señalado pudo influir para que se fijase la tradición de usarlo como himno de acción de gracias. Así, habría que situar su composición entre finales del siglo V y principios del siglo VI. Respecto al autor, se han propuesto varias hipótesis, sin que haya pruebas suficientes para determinar con seguridad la autoría de uno de ellos: entre ellos destacan los patriarcas de Constantinopla Sergio y Germán, Jorge de Pisidia y Romanós el Méloda. El Acatisto pertenece al género del Kondakion, compuesto sobre un acróstico alfabético, dando comienzo cada una de las letras del alfabeto griego a cada uno de los 24 versos de que se compone

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